Día 1, tranquilidad

Hoy es mi primer día aislado de las redes sociales. Es en este momento, a las 20:00 de la tarde, cuando siento el deseo de entrar a Tuenti a ver lo que se cuece por ahí. No lo haré, mi integridad moral vale más que algunos chismorreos de Isi o alguna canción gay de Fran. El día de hoy no ha sido muy duro;  como cada mañana me he levantado (como todos los días de mi vida) y he ido a la Universidad, ataviado con una mochila llena de ilusiones y de ganas por empezar el año aprendiendo un poco de Historia de las Instituciones Europeas, todas estas ganas por aprender de perdieron en el espacio, como lágrimas en la lluvia, cuando me encontré con ‘estos’ instantes antes de entrar. Y  hemos estado toda la mañana contándonos nuestras cosicas navideñas. Somos como una gran familia, pero con la fortuna de no ser familia.

A la hora de comer he tenido comensales en el Hostal Palazón (algún día haré una entrada enseñando el piso de estudiantes en el que vivo enterito, os molará) Dimas y Fran han degustado uno de los tantos manjares que suelo ofrecer a los huéspedes de mi morada.

La Hora Infumable, programa de radio en el cual trabajo (o que hago) junto con mis amigos. Mañana debemos hacer un programa en directo y no tenemos apenas guión. Pero bueno somos gente con mucho salero y sobre todo gente que sabe arreglárselas bien. Siento mucho la brevedad de la entrada de hoy, pero tengo multitud de quehaceres. De momento voy bien sin Tuenti, ya os iré informando.

Por cierto, acabo de poner el Belén en mi casa, ya os he dicho que os contaré los pequeños secretos de ésta humilde morada.